233: En Morón de la Frontera, no dejen de ir al restaurante "Miguelito", el de la Dolorcitas!!

Dolores, Chari (su hija) y Nieves

Madre e hija, en el "restaurante Miguelito"

  

Os cuento hoy mi última "turné". El pasado fin de semana nos fuimos a una casa rural, con unos buenos amigos (os cuento también la oferta de Groupalia, 59 euros la casa rural para todo el fin de semana y para disfrutarla, 10 personas como mínimo ¿a ver quien da más?).

Pero ahora viene lo mejor, pasamos por Morón de la Frontera, precioso pueblo sevillano de donde es mi amiga Chari, que además de enseñarnos su pueblo (incluido el famoso gallo de Morón), nos llevó al restaurante familiar "Bar-restaurante Miguelito" (C/Pozo Nuevo, 26, en pleno centro de Morón, vamos que le llaman la calle Sierpes de Morón).
Se trata de un restaurante con una comida casera espectacular, a unos precios imbatibles. Os lo recomiendo,  porque se come de auténtico lujo y el precio es muy reducido para la calidad y cantidad de las viandas que se nos ofrecen. Por poco más de 20 euros disfrutamos del siguiente menú... agárrense que vienen curvas... pimientos asados con ventresca de atún, revuelto de espárragos trigueros, croquetas caseras, perdices en salsa, rabo de toro (allí le llaman cola de toro... no sé con qué nombre quedarme...), flan casero con nata y café. Ah y todo regado con los mejores caldos (cerveza, buen vino tinto y el mejor champán). Todo bueno, buenísimo, a más no poder! 

Aún se me hace la boca agua de recordar la exquisitez y abundancia de cada plato., para chuparse los dedos con cada uno de ellos... Así que si queréis reservar antes (mejor será) estos son los tfnos: 955853201 y 606818776. Pepe, el hijo de Dolores (Dolorcitas), os atenderá estupendamente, con rapidez y desenvoltura.

Y sobre todo me encantó conocer a la dueña de tan estupendo restaurante, Dolores, una señora de risueño semblante, que cocina como los ángeles y que ha enseñado tan bien a Nieves que ya casi no se distingue lo guisado por la una y la otra. Esta gran señora de su casa, de su cocina y de su restaurante (aunque aún lleve el nombre de su difunto marido, fallecido con treinta y pocos años y dejándola viuda a los 29 años, con tres hijos y un restaurante, como cuatro soles!) se merece un pedazo de homenaje y esto es solo un minúsculo intento de ello.

La verdad es que ha sido un precioso fin de semana, con unos paisajes de ensueño, unos pueblos maravillosos (Morón  de la Frontera, Lora del Río, Constantina, Cazalla de la Sierra...) y con unos amigos de auténtico lujo!  ¿Sabéis que las personas que tienen más amigos/as son las más felices?... pues yo quiero tener un millón de amigos, como dice Roberto Carlos!