La verdad es que las salsas vienen de lujo para los guisos, ya sean de pescado o de carne. Por ejemplo, hacía una receta en la Thermomix que era merluza a la salsa verde y no sé por qué, pero salía un montón de salsa verde (siempre quedaba la merluza oculta bajo un lago de salsa verde); pues con toda la que sobraba hacía unas patatas guisadas con algo de rape o de atún, o con unas almejitas. Estaba el guiso de patatas riquísimo, para chuparse los tentáculos (por cierto, tambien estaba estupendo con unos calamaritos).

Ayer mismo comimos en casa con los amigos y trajo mi amiga Beli un bacalao con tomate que estaba para chuparse los dedos. Con la abundante salsa de tomate que ha quedado (además de unos buenos trozos), le pienso poner unas papas a lo pobre y un par de huevos fritos y ya tengo la comida de mañana lista. Así que hoy no cocino gracias a esa salsa de tomate tan rica que me permite completar un buen plato...gracias Beli!
Pues eso, recordemos que el cocinar y el reciclar deben ir de la mano cual dos enamorados. Y si además añadimos nuestro cariño al cocinar, no habrá quien note el reciclar. Porque esa es la auténtica salsa de la vida, poner siempre nuestro cariño en todo lo que hagamos.
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