El Cafetin es un bar-restaurante-cafeteria-churrería-creperia (cualquier cosa que le quieran llamar, pero todo incomible) de nuestra preciosa Málaga. Está en el paseo martitimo de nuestro internacional, Antonio Banderas. El sitio está bien, aunque no es para tirar cohetes. El camarero es un chico joven, monísimo y muy simpático. El "pero" está en la jefa o encargada, a la que por cierto no le he visto ni la cara.
Bueno, pues os cuento. Tenía un cupón del establecimiento, que incluía dos entrantes, dos platos principales, dos postres y dos bebidas. Quedamos con unas amigas y llamé al restaurante para reservar mesa para 4, con un cupon para 2 (algo que hago con cierta frecuencia y sin ningún problema, porque siempre consumimos algún postre más, los cafés y bebidas extra, y pagamos todo eso tan a gusto), pero en este caso me dice que tenemos que pedir además de las bebidas de las otras dos personas (obvio!!), un plato de la carta. Sin problema hasta ahí.
Llegamos y ya no era un plato, sino dos platos extra los que estábamos obligados a pedir de la carta, además de las bebidas extras. Le digo si hay algún problema en que sea solo un plato extra y además un postre extra, cafés y dobles bebidas. El cambio les interesaba sobradamente, pero no, insisten en que no. El camarero era la voz de su jefa a la que consultaba cada cosa, en una situación esperpéntica. Así que nos vemos obligados a pedir además de los dos menús ya pagados, otros dos platos. Imaginaros... no cabía en la mesa tanta comida (el menu comprado llevaba ya 4 platos bien completos: una ración de croquetas, otra ración de ensaladilla rusa y dos roscas de lomo, además de abundantes patatas fritas de guarnición en las dos roscas, y los dos postres, que pedimos 2 crepes, malísimos, absolutamente incomibles). Pedimos además de modo obligado, dos platos más (una ensalada de atún y una ensalada de pollo). Nos sobró un montón de comida, además de una rosca de lomo, con patatas, que ni tocamos. Se me ocurre entonces pedir que me la preparen para llevar. Y aquí viene lo mejor: me dice que no se puede sacar comida del establecimiento, que la empresa Groupon se lo prohibe.
Tras darme la risa y una ardua negociación con el camarero, yendo y viniendo a la cocina, negociación que además no voy a reproducir por puro hastío, consigo que me traiga un trozo de papel de alumnio, insuficiente para envolver la rosca. En fín, patética, absolutamente patética la conducta de estos "restauradores"??? que te obligan a pedir lo que no puedes comer y además no te permiten que salga comida de su establecimiento. Y para verme a mí saliendo con la rosca a la vista de todos los comensales..
Para rematar la función, me presentan una factura de 18,90 euros (más de lo que costó el cupón de Groupon para dos), además del cupón que ya había pagado.
En fin, que ni se os ocurra aparecer por un sitio tan cutre como este: ELCAFETÍN, vaya timo!
"La biznaga nace de un cardo"
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jolin pues vaya plan con esta gente, creo que estos restaurantes asi no deberian pertenecer a este grupo ya que no pueden ni siquiera dar suficiente papel de aluminio para llevarte lo que has pagado de sobra.
ResponderEliminarjeje... ¿has visto el plan? yo creo que lo del papel de aluminio era solo para fastidiar. Bueno, con esto de los cupones hay para todos los gustos, pero en justicia hay que decir que la mayoría estan bien. Este ha sido una excepción y por eso lo cuento aquí.
ResponderEliminarUn besazo, guapa!