Era el cumpleaños de una compañera y se me ocurrió traerle una botella de vino de un sitio que habíamos visitado durante las vacaciones junto con un precioso paquete, formado por folletos de la zona que habíamos recorrido (sabía que ella quería recorrer esa zona) y que habíamos ido recogiendo en todas las orficinas de información y turismo. Con todos esos folletos (algunos tenían una preciosa encuadernación y parecían libros de viaje) los preparé en una preciosa caja de cartón, que era muy adecuada, porque tenía motivos de viaje y parecía una maleta antigua, de esas que ase ataban con una cuerda. Así rematé el regalo tan original, tras meter la botella de vino dentro, pues también cabía en la caja-maleta.
Le encantó el regalo y fijaros que por unos cuantos euros es un pecioso regalo. Los folletos se recogen en las oficinas de información y turismo, siendo gratis!, y para alguien que sepamos quiere hacer ese viaje serña un regalo muy oportuno y valioso! Solo tuve que añadir la caja, que la había guardado de una propaganda de oficiana de viajes y el vino que fue lo único que había pagado de aquel precioso regalo. Y todo esto para demostraros que lo importante de un regalo es el cariño que se le pone, pero no el dinero que os habéis gastado en él.
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