Son muchos los beneficios, los primeros relacionados con el crecimiento personal que nos supone prestar ayuda a los demás, por su compañía y lo mucho que tienen que enseñarnos debido a su larga experiencia vital. Pero también puede ser un trabajo remunerado. Hay muchas personas que están dispuestas a pagar unos euros por una buena compañía en casa, por un paseo, por un acompañamiento para ir al médico o a algún lugar determinado... Os habla alguien que sabe mucho de esto, porque mi madre, además de estar a punto de cumplir sus 80 años, es ciega y siempre necesita ayuda, o compañía, o alguna cosa de los demás, de los videntes o más jóvenes que ella.
Ella disfruta de la ayuda de la Ley de dependencia que consiste en una ayuda a domicilio, así que va una señora unas horas al día y la ayuda o la acompaña a sus actividades. Pero hasta ahora, siempre había pagado a alguien para cosas como:
- acompañamiento a sus clases de gimnasia. Le encanta ir con su Paco Chamizo a las clases del Polideportivo
- acompañamiento al súper y a hacer sus compras
- acompañamiento a misa (es que mi madre es de misa diaria, una pesada creo que diría su Dios ...jeje)
- acompañamiento a sus múltiples actividades sociales (comidas, meriendas, celebraciones y eventos varios)
- pasear, ir a visitar a familiares, etc...
Por 5 euros la hora (más el desayuno, la merienda o comida...), mi madre disfrutaba de todas esas actividades y ha podido llevar una vida plena. Doy gracias a quienes la han acompañado siempre, porque mi madre ha disfrutado mucho gracias a que nunca le ha faltado quien la saque a la calle (para ella lo más importante del mundo, salir a la calle y relacionarse).
Y así, gracias a ella, he conocido otra forma de ganarse la vida, que es acompañar a personas que lo necesiten. Pero para mí hay otra forma que me gusta aún más, además de la primera (esa la hacen muy bien los voluntarios) y es la del cambalache (me encanta la economía del trueque). Acaso no decíamos ayer que la comida que hacen las personas mayores es casera y está para chuparse los dedos (por cierto, mi madre hace una cazuela de habas que está riquísima, sí, si, aunque es ciega puede hacer algunas comidas muy bien y muchas más cosas, os quedarías "con las patas colgando" si la conociérais....menudo personaje es mi madre!). Pues ya tenemos un cambalache, la acompañas una hora a hacer una gestión o al médico y te llevas después el taper con la comida; otras personas mayores cosen divinamente y pueden cogernos un dobladillo en una falda o pantalón primorosamente, a cambio de nuestra compañía para dar un paseo u otra actividad; otras nos pueden invitar a merendar o a comer simplemente porque les acompañamos (esa es mi madre, de nuevo).
Bueno, no sé a vosotros/as pero a mí me parece que este es un filón por descubrir y por experimentar. Os animo a hacerlo, hay montones de personas que nos necesitan y podemos llegar a acuerdos estupendos intercambiando cosas que necesitamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario